El máximo desafío en el proceso de enseñanza-aprendizaje de un idioma es poder ampliar el espectro del aula tradicional –que es por cierto útil y lo seguirá siendo- y aplicar los conocimientos adquiridos en el mundo real. Porque más allá de las instituciones de excelencia a las que los alumnos puedan asistir, el propósito de esta experiencia intercultural radica en vivir el idioma a través de la actividad cotidiana y de los desafíos que impone una cultura diferente.
Con el lema “The Classroom is London”, los alumnos de IMEI se preparan por estos días para vivir esta inigualable experiencia. En unas pocas horas, partirán rumbo a Londres. “La deslumbrante ciudad europea se transformará en aula desde el primer instante. Durante los 26 días de la estancia, estarán inmersos en el idioma –en sus clases, en las calles, en los medios de transporte, en los negocios, en los bares,” manifestó la Prof. Claudia Rico, quien viajó en 2010, ahora lo hace su hija Martina.
La mejor manera de aprehender -y aprender- inglés es vivirlo desde el corazón mismo del idioma, experimentando de primera mano su cultura, su gente y sus costumbres. Desde la casa de familia que los aloja, hasta el colegio al que asisten, pasando por los recorridos de todos los días, el objetivo es que los alumnos aprendan a manejarse con autonomía. Cada día tiene su desafío, lo que implica pedir ayuda, consensuar y elaborar estrategias. Resolver este tipo de situaciones potencia sus habilidades de comunicación, y es, además, beneficioso para la construcción de su autoestima. La experiencia de estudiar y vivir en Londres, alojándose en un hogar inglés, como un integrante más, marca un antes y un después en la vida de los alumnos y su relación con el idioma.
Para Susana Torrent, quien participó del viaje aniversario en el 2013, el hecho de no conocer a su familia anfitriona ni a sus compañeros era una de las barreras que más temor le generaban. Confiesa, “pude adaptarme fácilmente a la casa anfitriona e interactuar con mis compañeros. Una de las primeras sorpresas fue darme cuenta enseguida de que me podía manejar con el idioma mucho mejor de lo que había imaginado. Fui ganando más fluidez a medida que avanzaba con el curso.”
La posibilidad de entrar en contacto directo con la cultura de otro país, creando vínculos reales con la gente que vive allí, con sus costumbres y sus tradiciones es lo que enriquece más la experiencia. Los alumnos se sienten diferentes a los turistas. Es una experiencia de vida que excede al idioma, y ese es el mayor logro.
Prof. Lilian M. Goñi, directora IMEI
publicado por Pregón el 29/06/2016